Lo que más me gusta de la construcción en tierra es la posibilidad de ampliar horizontes constructivos y de relación con la materia. Lo que menos me gusta diría que son los temores que vienen asociados al desconocimiento: su fragilidad, su dificultad, su suciedad.
Lo que más me atrae, es entender este tipo de construcción como un conectar con la esencia, un vincularse con la materia y su energía.
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