Recuerdo cuando era chiquita que en la casa de mi abuela quedaban restos de medianera construida con adobe. La medianera tenía un acabado rústico, poco pulido... También me acuerdo haber jugado a treparla y sentir el barro seco en mis manos y la suciedad que dejaba. Entre mis recuerdos y la mala publicidad que siempre tuvo después del terremoto la había descartado casi por completo como una forma/herramienta de construcción. Solía asociarla a construcciones precarias y de comunidades alternativas. No había podido asociarla (hasta ahora) con la idea de sustentabilidad y de ser más amigable con el ambiente.
Algo ajeno pero interesante. La educación formal me enseñó a identificar ese tipo de construcción como vulnerable. La educación de la vida y la experiencia, me demuestra que se trata de un paradigma sistémico y poderoso para cambiar el mundo.
Cuando era niña tenía prejuicios respecto a este tipo de construcción. Yo no tengo una casa de barro, pero he utilizado el material en el desarrollo de mi obra artística. Me gusta la relación con la Naturaleza, la degradación natural que tiene, el perfume y el fresco.
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