Instalación físico-virtual.
Un objeto -que nos sitúa en el origen de la historia de las imágenes- es reversionado para visibilizar las creencias que operan en la interpretación del arte actual.
La estructura tradicional de un icono religioso es optimizada tecnológicamente para conectarnos con un llamado a actuar, que no proviene de una fuente divina, sino de la necesidad de responder aquí y ahora a un discurso heredado.
AURA se exhibe en un espacio físico y se activa en el espacio virtual. A través del código QR (Quick Response) del ícono podemos compartir nuestras creencias acerca del arte contemporáneo y generar un aura emergente como respuesta colectiva.
AURA devuelve la mirada, le responde a cada participante con “algo singular”, un souvenir como recuerdo del intercambio.